Marcos: al poder, la sociedad civil
Carmen Lira, enviada/II, Algún lugar de la Selva Lacandona, agosto ¤
Marcos está embalado, lleva rato sin darle una chupada a la vieja pipa.
De excelente humor juega, posa para el fotógrafo, se burla hasta de sí mismo: ``Ya todo mundo sabe que soy un mamón, ¿no?''.
Pero también analiza, improvisa, propone:
Subcomandante Marcos. Foto: Raúl Ortega
``¡Organicemos el mundo (el país) de otra manera!... y rápido, ¡eh!'', -dice, al tiempo que hace como que truena los dedos.
``Porque necesitamos cambiarlo todo... para antes de que termine el siglo''.
-¿En menos de cinco...?
-Nosotros tenemos prisa, ¿ustedes no? -interrumpe irónico.
-¿Pues te crees tú que son los zapatistas y el camino que eligieron, el futuro del país?
-No: el futuro de México no es un pasamontañas, ni un arma... pero tampoco es una corbata y un diploma en una universidad del extranjero.
"Ese criterio mercantilista que han aprendido en sus estudios superiores en el extranjero, de De la Madrid a Zedillo, y los que los siguen -los empresarios que administran países en lugar de empresas o como si fueran empresas- es el que ha venido aplicando esa clase política, con los consabidos resultados, en México.
Pero además, esa clase política crea una clase económica paralela, de empresarios y banqueros que piensan igual. Fíjate, por ejemplo: ¿cómo puede ser tan estúpida la banca mexicana como para suicidarse con esas condiciones usureras que ha impuesto y que han generado el movimiento social, a mi manera de ver, más importante del 95, que es El Barzón, que no es ni indígena, ni proletario, ni es político.
Marcos no oculta su admiración por este movimiento, y vuelve a preguntarse:
``¿Cómo es posible que la banca pueda animar -con las condiciones que impone- un movimiento así, y hacer lo que nadie había logrado -sólo el fascismo- que es movilizar a las clases medias contra el gobierno y, en este caso, contra la banca. De veras que se necesita ser muy estúpido''.
No -insiste en su propuesta- ``por eso te digo que el futuro está en un mundo nuevo''.
-¿Que surja de dónde, si todo está en crisis?
-Lo que está en crisis es el sistema, el gobierno, las viejas y anacrónicas formas de hacer política. Pero la nación puede sobrevivir con un nuevo pacto, con una nueva clase política, y con nuevas formas de hacer política.
-¿Y el impulso? ¿De dónde va a venir el impulso?
-No va a venir de la izquierda ni de la derecha. La derecha va a volver a presentar otra revolución pero ahora le va a poner la Santa Inquisición o un equivalente.
-¿Entonces?
-Vendrá del sector social, cuya participación política es la que caracteriza a la última década del siglo en Europa, en Estados Unidos y, en el caso de México, en este 94-95, pero que tiene su antecedente en el 85 y en el 88, en ese 85 que fue más que un movimiento telúrico para México, y en ese 88, que nosotros no supimos ver oportunamente, dejando pasar lo que ahora consideramos que fue oportunidad histórica.
Marcos admite la incapacidad de su organización para leer lo que estaba ocurriendo en el 88, con el cardenismo; lo lamenta porque dice que quizás ellos, los zapatistas, podrían haber hecho algo para ayudar a que a partir de entonces, el país hubiera tomado otro rumbo.
Y basándose en el ``despertar'' social del 85, sobre todo en las primeras horas que siguieron al terremoto, en que la gente se movilizó sola, se autogobernó, propone:
``Un gran movimiento social, sin dirección orgánica, sobre demandas muy específicas, sencillas, con formas de lucha creativas, en gran parte como respuesta, como rechazo a las formas tradicionales de hacer política de derecha o de izquierda''.
-¿No tendrá que ver tu propuesta con el sueño autogestionario del 68?
-Sí y no. Creo que lo que estamos proponiendo es apenas la etapa anterior a la autogestión.
-Pero sí estás proponiendo algo totalmente distinto a lo que rige hoy al mundo, y que impone el más fuerte...
-Si. Es como la antítesis del neoliberalismo: una participación social más amplia que se hace política, es decir, la sociedad civil se hace sociedad política, sin que necesariamente tenga que transitar por las formas tradicionales de hacer política.
"O sea, de una u otra forma la sociedad deja de depositar en un representante, el gobierno, y asume la responsabilidad del gobierno. En palabras subversivas: la sociedad civil toma el gobierno, toma el poder y lo deposita en alguien. Pero le advierte a ese alguien que si no sirve, se va.
``Ahí es donde los indígenas chiapanecos tienen lo que yo llamo una propuesta mundial: organicemos el mundo de esta manera, ejerzamos el poder, depositémoslo en alguien, pero lo vamos a estar vigilando, y cuando no sirva, lo quitamos, que es lo que se hace en las comunidades indígenas''.
-¿Y si eso que proponen, no resulta?
-Ellos están claros en eso y dicen: a lo mejor esto que proponemos sirve, o a lo mejor no sirve, no lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que lo otro -lo que hay ahora- no sirve. Porque, mira: ¿cómo es posible que después de 20 siglos, el mundo -con el neoliberalismo- dé un paso atrás de 300 años?
``Y lo que es peor todavía para nosotros: la propuesta gubernamental en el diálogo de San Andrés, no lo quiere regresar 300 años, sino ¡500 años!. Quiere acabar de terminar la Conquista de México, no como hicieron los norteamericanos, aniquilando indígenas. No, ellos van más allá de donde fue el general Custer. Ellos -el gobierno- lo que pretenden es seguir un proceso de absorción y de destrucción de lo que los hace ser indígenas: su cultura. Ahí está el genocidio, no en asesinar indígenas, sino en hacer que dejen de ser indígenas. ¿Cómo?, atacando sus costumbres, sus formas de gobierno... en ese sentido son más reaccionarios -o más revolucionarios, según el nuevo lenguaje político''.
-En ese mundo nuevo del que hablabas, ¿dónde queda el EZLN?
-El EZLN tiene que desaparecer como tal. Es parte de lo viejo, de lo que tiene que desaparecer. No te olvides que somos un ejército dispuesto a morir, pero también dispuesto a matar. Y en la nueva sociedad que se va a crear, eso no tiene razón de ser.
No, recalca seguro, el mundo nuevo no le toca al EZLN, le toca a otros.
-¿A poco el EZLN no se plantea la toma del poder?
-No -responde, y ante mi gesto de incredulidad, se extiende:
``Nosotros nos damos cuenta de que el problema no es la toma del poder, sino quien lo ejerce. Nosotros podríamos decir: tumbamos al PRI y ahora el Partido Zapatista de Liberación Nacional es el poder. En la Presidencia, Marcos. En la Secretaría de Gobernación, alguien blando: Tacho, dice con sarcasmo; en la Secretaría de Relaciones Exteriores, un gran diplomático: Moisés; Educación para el Heriberto ; la Secretraría de Acción Femenil para la Eva, en fín...''.
Marcos se divierte repartiendo carteras.
Es quizás por esto -el desinterés por el poder- ``que la palabra del zapatismo ha sido bien recibida en otros países del mundo, sobre todo en Europa. No ha sido solo por su frescura o por su novedad, sino porque está planteando esto, es decir, sacar el problema político del problema de la toma del poder, y llevarlo a otro terreno''.
-¿Cuál terreno?
-Un terreno más plural, más desinteresado. Donde no jueguen las posiciones de fuerza, puesto que no vas a detentar el poder. Y ahí, en ese nuevo terreno, construir algo nuevo, algo donde el zapatismo tendría que diluirse o transformarse de tal forma que fuera irreconocible``. Pero eso -asienta con firmeza-, "tiene que suceder también con el partido de Estado, con los demás partidos políticos tradicionales y con todas las formas tradicionales de hacer política''.
-Y entonces, ¿qué va a ser del EZLN?
-Nuestro trabajo va a terminar, si es que termina, en la construcción de ese espacio de nuevas relaciones políticas. Lo que sigue va a ser producto del esfuerzo de otra gente, con otra forma de pensar y de actuar. Y ahí nosotros no vamos a servir, al contrario, seríamos un estorbo.